lunes, 26 de diciembre de 2016

Bitácora del Lunes.

La vida amenaza. Se presenta tan esplendorosa y terrible, tan frágil y fuerte  a la vez. La vida al otro lado de la puerta, la vida mostrándose a través de la ventana con ese soplo avasallador, impúdico y misterioso. La vida amenaza.
Así me siento, amenazado. Por quién amaste con corazón y tripas, amenazado por esta extraña tós que lacera mi pecho y mi seguridad y por este dolor de cabeza interminable que me lleva a límites desesperados. El mundo amenaza allá afuera. Dónde encontraré un refugio? Ya no hay casa ni lugar en donde descansar mis huesos. Todos los cariños están dispersos, lejanos y mudos. No hay cosa peor que la indiferencia y el olvido. Pido cualquier cosa menos eso.
Escribo esto porque sospecho un final abrupto, un corte total que se llevará mi precaria historia. Por eso es la urgencia. La maldita urgencia de prevalecer en algo, en un par de garabatos escritos en este túnel húmedo y con los pies mojados.
Lo estuve intentando un tiempo, tenía la magia de mi lado, misma que se marchó hace rato ya. Estuve dando vueltas por ahí. Pasé de ser un sujeto anónimo a uno más del séquito cuasi famoso. Pero sólo llegué hasta ahí. No sé qué pasó. Me fui en cierta forma, abandoné la adulación. Eso de quererse tanto me descompensa. Yo buscaba otra cosa, un plan de ataque, una conclusión, un estudio, una ayuda básica. Pero nos amábamos demasiado y el amor perdona todo no? Tanto amor aburre a la larga. Hay que odiar y segregar veneno de vez en cuando.
Hace tiempo decidí parar. Me voy. No sé bien a donde, pero estoy convencido que debo parar. Muero aquí, lo sé y lo siento, y estoy muy viejo para tanta huevada. Un hombre tiene ciertos límites. Existe esa mínima dignidad que te hace levantar la mirada y decir no más.
No sé qué tan mal tipo he sido y supongo que muchos me reputearan por ahí. Si algo he sido es ser leal con los míos. Nadie puede decir lo contrario.
Si la muerte viene a visitarme cualquier día de estos le sonreiré con una copa en la mano y en la otra un cigarrillo.
Sepan uds que amé y odié con delirio y eso fue suficiente. Tengo libre la conciencia de sentimientos falsos.

Y ahora que ya casi se acaba el año, otro más por la puta madre. Ahora que ese médico de mierda dice que tengo depresión cuando la verdad me he sentido así toda mi existencia. Ignorante de la realidad, eso es este doc. Ahora que todas esas busquillas de medias caladas se fueron a sus casas dejando la plaza vacía. Ahora que no hay una copa de vino sino dos, ahora respiro.

lunes, 12 de diciembre de 2016

Dime entonces cuál era la idea de entusiasmarse con tanta palabrería motivante si a fin de cuentas no queda nada en papel, escrito digo, que de eso estoy hablando. Estuvimos jugando todo este tiempo? Las putas suelen se más honestas que todos tus dichos estimado amigo. Y para ser francos estoy decepcionado. Tengo una rabia que late por todo este tiempo perdido. Tenía la ilusión sabes? Pero la quemaste junto con todos esos putos proyectos que nunca llegaron a puerto. Una cosa es saber como es el enemigo y otra muy distinta comprender que siempre esuvo como una serpiente venenosa a tu lado y no lo conocías.
Hace semanas espero una respuesta que por lo visto paeciera que ya no merezco. Existe una cosa llamada dignidad sabes y pese a todo la tengo intacta aún. Qué queda ahora que las cruzadas quijotescas terminaron y que se nublaron por esa egolatría bestial que te invade? Qué cosas eran ciertas y cuales burdas promesas? Todo esto me deja el darme cuenta justo ahora que nunca nada fue o pasó.
Ahora sólo resta acabar aquí amigo. Se termina el ciclo que nunca empezó, que parecía que si, pero que siempre se postergó. Ya no más. Esta es mi despedida.

jueves, 27 de octubre de 2016

Monólogo económico



El interés de la tasa me persigue. Especialmente cuando la taza y/o tasa se hace añicos en mis narices o me hace pedazos la existencia. Y no es que no quiera sostenerlas o sobrellevarlas. Es sólo la tendinitis brutal de mis dedos y lo crónico y terminal de mi estado global financiero-espiritual. Y qué es esto te preguntaras extrañado. ¿Acaso el estúpido al fin terminó de volverse loco?. No, nada de eso ocurre, al menos eso pienso. Estoy en medio del tránsito y no sé dónde coño ir. No es una pérdida de identidad, ni tampoco frustración por la mierda actual que sucede y publicita la radio, prensa y televisión. Cierto que ya nadie ve esas huevadas, ahora todos están conectados con la wifi metida en el coco haciendo que las neuronas hagan zamba y canuta. No, no es la mirada, es más bien el producto de la desvalorización de la palabra., el desbarranco sostenido del pensamiento y que nadie parece ponerle atajo. Una suerte de dramática neoliberación de la mente que reacciona a tontas y locas ante la paupérrima realidad. La verdad última del ocaso estructural de mi espalda atormentada y del crédito cerrado por dicom. ¿Y di-como voy a hacer para pagar mi deuda externa que llega galopante en unos avisos inquietantes vía teléfono o  siniestros emails? Conchas de su madre... Tengo que hacer algo. Escribirle a la presi y decirle que en realidaad si hay gente en este país de mierda que se está cayendo a pedazos, no en el tono sarcástico que lo dijo el poderoso andrónico, pero si con la urgencia de pensar que chucha hago para comprar puchos hoy! Que parar la olla no me importa mucho en realidad. Tenga presente ud que sin puchos la realidad si que se hace extremadamente insostenible.

jueves, 22 de septiembre de 2016

N.A.N.I.

A-dioses sin rastro, lugares mínimos que se niegan al olvido, cumpleaños feliz del recuerdo
el segundo día de noviembre y una copa al viento furibundo del sur
Tengo tiempo me dice desde su cara ojerosa sentada en la plaza del martes
yo a ti te conozco la oigo suspirar en una foto del ochenta y cuatro, pero yo ya no estoy
Voy por una calle que no llega a ningún lugar conocido, autores anónimos de calles anónimas
¡Dónde cresta dejé los recuerdos!  Y las horas plácidas bajo el sauce faltante desde que me fui.
Tengo la sospecha cierta de una ausencia no detectada
los fantasmas extraviados, los muertos que no están muertos, las tumbas que no son tumbas
los putos recuerdos olvidados merodeando incansables entre la piel y la carne
Ayer te vi sentada en la plaza y tu ya no eras tu.

jueves, 11 de agosto de 2016

Bitácora del viernes.


La Marixu anda extraña. Sé que trama algo. Pocas veces se muestra tan atenta y como que se delata cierta urgencia en todos sus actos. Ella y sus 35 a cuestas y esa mirada que magnetiza. El problema que tiene y se lo he dicho, es que es demasiado honesta. La honestidad, virtud apreciada y en decadencia, es en ciertos casos desastrosa y la ella no tiene el tacto suficiente como para evitarlo. No se trata de mentir que cansados estamos de aquello, más bien se trata de omitir, que así pareciera que el desastre no existiera y descansa a la vez nuestra conciencia. En fin, siempre está con esa mirada desafiante y le he dicho que con esa actitud por lo general ahuyenta hasta el más lobo de los pretendientes. El otro problema que tiene es la agresividad de sus acercamientos. Bueno, hoy en día algo relativamente común, con esto de la nueva emancipación de las féminas como que los roles están indefinidos. Entonces es que sucede, que actúa el deseo y la Marixu arremete sin pudores limitantes. Me explica que no tiene tiempo, léase edad como para preocuparse de esas pequeñeces arcaicas y es así como arrincona a su presa y traspasa primero la línea de defensa. Obviamente que para hombres de cuarenta para arriba criados en el yugo machista del matriarcado chileno esta situación los descoloca absolutamente, pese a esto ella de alguna forma logra su objetivo, aunque casi siempre son relaciones fugaces dado el peligro inminente que conlleva una pretensión de este tipo Las presas a la larga siempre escapan de la urgencia que la delata. La semana pasada la invité al cine, en cartelera estaba una de esas comedias románticas que la hacen reír y olvidarse del presente según ella. No habló ni media palabra después de salir, a lo sumo que la dejara en el autobús que le servía. Se despidió con un beso en la mejilla y se fue. Entonces repasé el tiempo de conocerla. Hemos pasado de todo juntos, desastres amorosos, soledades acompañadas con una botella de vino, venganzas y sobre todo derrotas, porque la nuestra siempre será una relación de derrotas, de no reconocer al otro como posible pareja porque sencillamente no puede ser. Mala idea pretender dormir juntos le dije una vez, mala idea imaginar cosas y escribir versos malos bajo la influencia de un par de copas, mala idea recorrer esos tugurios desastrosos de la mano y bailando lentos a la antigua, que eso ya no está de moda. Presumo entonces que se cansó, que la angustia es más grande, o la soledad, o la depresión o la noche inmensa quizá... Y aquí estoy, con media botella de vino de menos y ella que hace una semana no da señales de vida y me pregunto, lo hago algo ebrio quizá, que también es válido porque te hace ser más sincero que nunca, me pregunto terminando la segunda, que ya se acabó por la mierda, me pregunto buscando un cigarro entre paquetes arrugados en el suelo y mirando mi reflejo en el vidrio de la ventana, me pregunto y no hay respuesta.

domingo, 12 de junio de 2016

El tiempo nunca es como queremos, las horas adquieren esa duración impensada dependiendo de las circunstancias. A veces las horas son interminables y desesperadas, imposibles de soportar, y otras se escapan furibundas e instantáneas por un destino impensado.
 A veces sólo escucho el gotear interminable de la llave que me dijo reparara y que no hice. A veces no quedan más que siluetas fantasmales bailando y riendo a mí alrededor. Supongo que no estoy alegre, aunque triste tampoco estoy. Pussycat se fue a la salida del sol con destino desconocido, dejó su cepillo de dientes, unas medias rosadas y una argolla de plata que encontré esta mañana debajo de un sillón. El café humeante que sirve Javier en el lugar de siempre, no huele igual y los cigarrillos sin filtro son más fuertes que nunca. Al leer el periódico ya nadie me interrumpe para preguntar por el horóscopo del día, ni para criticarme por fruncir demasiado el ceño. Ya no tengo que atorarme con las tostadas por apurarme en ir a dejarla al trabajo, ni limpiarme el lápiz labial que dejaba en mi mejilla al despedirse. No tengo que romperme la cabeza pensando en la marca de leche descremada que me encargó le comprara. No tengo que comprar entradas para el teatro del Viernes, ni reservar mesa para dos en la cena acostumbrada de fin de mes.
 A veces me sorprendo reservando su revista quincenal en el kiosco de la esquina o comprando una pizza para dos a la hora del té.
No he cambiado las flores marchitas que dejó en el jarrón de la mesa, ni he borrado el beso que estampó en el espejo al marcharse.
Pussycat se marchó hace tanto tiempo ya, pero no se siente el abandono,
ella aún sigue aquí.


lunes, 11 de abril de 2016

Memoria de un instante

_ ¿Dónde están los cigarros?
_ En el refrigerador respondo. 
A quién se le ocurre guardarlos ahí rezonga arrastrando los pies con sus chalas desabrochadas, luego de cogerlos se tumba en el sofá regalo de su difunto tío y enciende uno mirando la televisión.
             Que a quién se le ocurre… Ella tiene esa manía de culparme de sus ideas descabelladas. Lleva meses así, pensando en nada y exigiéndolo todo. ¿A qué se puede culpar? La dieta pienso, la menopausia, la luna llena, el tiempo infame que no quiere arreglarse y la televisión de mierda sin ningún programa interesante de ver.
              Y los días transcurren largos, turbios de lluvia y de arrebatos hirientes, sádicos en su creación. Última vez que te permito esto dice retirando su mano de mi sexo flácido e inapetente. Estas cosas pasan a menudo pienso, es más común de lo que uno cree. No es un crimen no tener ganas. El crimen fue haberlas tenido con tanta pasión y locura que agotamos el amor de un viaje, como tomándonos un corto de tequila sin sal ni limón.
               La lluvia persistente, las calles vacías, los vidrios empañados y el café en la mesa de la cocina.
                Concuerdo contigo que ya no nos amamos, que la chispa se apagó, que no existe nada ni nadie que reviva la magia muerta de nuestras vidas.
                Odio los domingos dice encendiendo otro cigarrillo y apagando el televisor. Los brazos desnudos, el pelo suelto, crespo y largo luce alborotado. Sus dedos largos de uñas sin pintar semejan mariposas anidando la braza y el humo que escapa raudo al cielo desde su boca dibuja estrellas en el techo opaco. Nunca supo cuánto la amé ni creo que lo adivine ahora.
                 Afuera, bajo el techo del vecino, un gato se lame protegido de la lluvia. Eso también era mi culpa me dijo una vez, si hubiéramos operado al gato este no se habría ido y no hubiera muerto bajo las ruedas de la camioneta del dueño de la farmacia, que pensándolo bien, estuvo disculpándose demasiado tiempo para mi gusto. Especialmente con ella que era la más afectada desde luego.

                 Decisiones, ¿quién debe tomarlas? Vamos a la deriva dando tumbos, con el corazón seco y curado de espanto, sin sorpresa que nos depierte o ilusión que nos rescate. Y la lluvia allá afuera que también no para de caer.

jueves, 7 de abril de 2016

La cosa es simple, ud sonríe y habla mientras yo trato de mantener la seriedad. Es que la posición, ud me entiende. No se encuentran de este tipo por aquí, bueno, en realidad no hay y por eso la "expectación" Hace rato no sucedía y se agradece que el cielo gris luzca bello está tarde.

jueves, 24 de marzo de 2016

Egozoom

De esta manera, así como se oye
famélico y sin mucha gracia por decir algo
con la brisa quemando en las junturas de la cara
y la risa oliendo a café, tabaco y moras frescas
desposeído diría yo
y con la sed merodeando en las entrañas
Así como lo ve
empujando las palabras de adentro y de afuera
para clarificar un poco el asunto
porque no es transparente, ud me entiende
con cierta limitación básica y que lo diga yo no es extraño
es más bien realista
y con la rabia aún íntegra, pero serena
para que no practique tanta prédica miserable
que todo lo que brilla no es oro y eso ya lo sabemos
ud, yo, y ellos por supuesto
Así de esta forma, a la antigua para que me comprenda
aún de pie en el mismo camino
como un monolito insólito aferrado a la esperanza
increíble es que aún la posea
Y con las ganas bien dispuestas
a todo o nada que ya no queremos más mediocridades
porque somos muchos aunque no lo parezca
garabateando versos en papel de diario y servilletas
ni libres de polvos ni de pajas, Dios mediante ahora y después también
crédulo aún, sumiso a la amargura
con la docilidad cierta previa a la tormenta
con los segundos discontinuos purgando por quedarse
borracho de utopías insistentes, periódicas, maldicientes
y lleno de pecados formales para que me condenen de una vez por todas
que es más piadosa la certeza del fracaso
que la ilusión indefinida
revolcado en el merengue de este tango eterno
con un ojo arriba y otro abajo
para que no me sorprenda la muerte pajareando
y con la bala pasada por si las moscas
para redituar gestas heroicas prohibidas
añoradas con susurros en mitines nostálgicos
con el cigarro prendido y la ceniza en el mantel matando la tarde
por decir otra cosa
y con la mirada franca que no tengo otra
despreciando a los verdugos
porque así esta la cosa
a tu desprecio el mío propio
diente por diente y alma por alma
para acabar con el jueguito este que a nadie ya entusiasma
y que ud también juega, pero que lo ahoga en el fondo
lo pudre por dentro por decir otra palabra
Adhiriendo al acto inconcluso de una que se inmoló en el ring de cuatro perillas
obrero en el rearme de la memoria ignota
y de la conciencia desmembrada
Así como lo ve
desapercibido a la vuelta de la esquina
para que tome precauciones y me vea
antes que la magia desaparezca.




viernes, 22 de enero de 2016

El míster del bastón.

El hastío de la tarde y el decreto alcaldicio número tres, letras c y d me arruinaron
literalmente. Uno que cantaba los versos histéricos de la poesucia, que así la llamaba por su afán inquebrantable de meterse la realidad por las narices y el culo, una perra decía él, amable con sus noches ardientes, pero perra al fin. Ese que camina despacio por la vereda sur de la magnífica ciudad y que se para en el 649 de san diego a dejarle rozas secas a la conserje. Un bastardo mentiroso y lascivo, ese me arruinó. Tenía el proyecto ideal, una constelación de improntas y actos de ocupación, que así lo llamaba. Subirse a la micro decía, y no pagar desde luego,  robarse el café del pronto copec y vender collares en el bellavista mientras mataba porros y una cepa de cartoné, que con melón queda exquisito mascullaba mientras tosía ahogado por un punto rojo.
Arruinado por los sueños, castillos en el aire sin llaves de entrada. Se puede apelar insistía hasta el último, pagar la multa, mamarse unos días en la cana de recoleta o aprecue rumbo a mendoza, que las deudas no llegan hasta allá según él. Nada confiable por cierto, el huevón nació chicharra y ya tiene un séquito lujurioso de adherentes. Sus aprendices me cuenta mientras se toma la segunda escudo que invité, de paso me trae unas páginas sueltas de versos que planea plasmar en una flamante libro. Leo garabatos inconexos, bruma que huele a vino de tercera, a sobajeo mañanero y porros de la prensada. Tengo los bolsillos pelados le confieso, mis últimos pesos se fueron por su garganta reseca. No dice nada, se aprieta los cordones que siempre vuelan desatados. En el fondo me rio, la plata no volverá y el maldito proyecto naufragó en el dique seco. 
Santiago a esta hora huele a mierda.