En San Antonio me
están horrorizando el paisaje. Desplazarse es un infierno por estos
lares, todo esto producto de la modernidad que llega para quedarse me
dicen, una mierda más pienso, porque la creatividad la tienen
conectada al culo, y ni hablar del paisajismo, y ni de hacer el
territorio más amigable para quienes lo habitamos, los que andamos a
pie, o en bicicleta. La supuesta modernidad es sólo un negocio de
los mismos pocos de siempre, importándoles por cierto, bien repoco lo
que pensamos los otros mismos hartos de siempre. La plaza, la vieja
plaza de Llolleo por tantos años abandonada, esa que acunó mis
conquistas adolecentes y que me ocultó a medias de la ley y sus
detenciones por sospecha entre algunos árboles que ya no están, y
que a los que quedan continúan cortándolos. La plaza peligra en manos
de estos inoperantes. Es como si quisieran borrar de golpe el pasado.
Algo les aterra a estos ingeniosos. Es que la culpa los carcome y
desean hacerla desaparecer llenando de bloques de cemento la mirada.
Endureciendo el paisaje. Pero la culpa no se va, aguarda agazapada
siempre ahí y los corrompe y pudre sus entrañas. Como los ex
soldados conscriptos de tejas verdes y sus secretos que recién ven
la luz. Conozco a uno de ellos y sé de lo que hablo.
Viajes y más
viajes, esto no para y el tiempo se hace cada vez más mínimo. En
uno de mis paseos por el centro me topo con Mellado, este año se
viene perro me comenta, San Antonio está que arde y es una
obligación ser partes de ese incendio. Lo veo alejarse en su
bicicleta que dice en un cartelito “Un auto menos”, Marcelo se
vuelve cada vez más ecológico pienso y sigo mi camino, más allá
la plaza y las cintas de peligro, y las máquinas destrozando las
calles y el ruido, mierda, olvidé la cámara. Mientras escribo mi
hijo me conversa. Hay un trabajo por algunos días en un crucero en
Aysén. Anda le digo, es mejor ir que quedarse decía mi amigo Paul
Ritz, sepa dios donde mierda está ese loco ahora. Mañana nos vamos
a Concepción y de ahí a Yumbel. Hay deudas que pagar, y no hablo
sólo de las económicas. Después no sabemos, hay sólo
posibilidades, Padre las casas, Aysén, el infierno... Bueno, en ese
ya he estado.
1 comentario:
Contribuiré con mi bencina a ese incendio.
Saludos, amigo.
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