domingo, 31 de mayo de 2009

IN MEMORIAM





En principio ésta iba a ser una carta. Pero las cartas no las responden los muertos y tú ya lo estás. Entonces no es más que una reflexión, pero en voz muy alta.
¿Qué hacías Mauricio? En medio de la noche indiferente. ¿Qué demonios hacías Mauricio? Cuéntame cual era ésa carga que suspendías sobre tus hombros aparte de la otra, la fatídica.
Eras un hombre joven. Los rebeldes y los mártires casi siempre lo son. Aunque la verdad no sé hasta que punto pudieras tener algo de ellos. Y sin embargo nos faltan uno o varios, y pienso, sentado aquí en mi cómodo sillón imitación de un Luis XV; Pienso en lo insostenible de nuestra presente realidad.
¿Qué te impulsó?, ¿La rabia tal vez?, ¿La desesperanza?, ¿La impotencia?, ¿La desolación?, ¿La condenación de ser lo que nos tocó ser?, ¿Las mentiras reiteradas?
Siempre resulta trágica la muerte de un joven. La supresión de un mundo de sueños por un último estertor agónico. Pero, ¿Qué hace la diferencia entre tú y la decena de jóvenes que mueren cada semana en éste indeciso e inerte país? La respuesta nace de la voluntad del deseo. No es el tuyo el típico caso. Esos frecuentes que llenan páginas de diarios y virulentos noticieros. Esos que comúnmente son muertes por un lío de drogas; Tráfico y alcohol arriba de un vehículo suicida. No, la tuya es una muerte con contenido, si es que se puede llamar de ésta manera. Existe una convicción detrás, equivocada o no, pero convicción al fin y al cabo y eso hace la diferencia.
El problema surge cuando se buscan explicaciones. Cuando exigimos respuestas que nadie tiene. Cuando necesitamos hablar de lo que está pasando. De la frustración que tiende a ahogarnos y la rabia que ella provoca. Ahora es cuando nos cuestionamos el hecho de no rescatar los sueños de muchos como tú. Cuando desaprovechamos la oportunidad de escuchar, incorporar y dirigir a los que como tú tienen ideas y proyectos, pero que se sienten castrados por nuestra mal llamada “democracia”, que la verdad no es más que una dictadura de partidos políticos.
Es muy probable que tú muerte se olvide y deje de ser noticia sepultada por el raiting de la última telenovela o los desvaríos amorosos de las cuasiprostitutas televisivas. Pero quiero pensar que no. Quiero creer, por un asunto de sobrevivencia emocional, que tú muerte nos haga a nosotros reflexionar, que nos preguntemos. ¿Qué hacemos Mauricio?, ¿Qué demonios hacemos?

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