La
guerra y sus horrores son sistemáticos y periódicos. Tiempos de paz no existen.
Creo que siempre, en cualquier tiempo o lugar, a mayor o menor escala, siempre
se está librando alguna guerra. Las razones para iniciarlas son innumerables
como las víctimas resultantes de ellas. Independiente de los motivos, confieso
cierta indiferencia a involucrarme en una postura beligerante. Puedo asegurar
que no es por tener una postura cómoda, menos cobardía. Más bien es cierto
sentido común, cierto realismo atroz que me paraliza. Existen tantos personajes
de una tendencia u otra dispuestos a volarse la cabeza que intuyo que la mía es
más útil en otra instancia creo yo. Y no es una falta crónica de valores, ¡claro
que no! Mis ideas están lo suficientemente claras referentes a cómo vivir en
este mundo, pero dado el estado actual de las cosas, no llevarían a ninguna
parte. Sucede entonces que la desidia frente a ciertos hechos genera fastidio
por ciertos grupos de sangre “rebelde” que enarbolan banderas y cánticos
arcaicos, es más, confieso que he recibido hasta puteadas de algunos por no
adherir a tal o cual causa revolucionaria, incluso me han tildado de fascista,
cosa nada más alejada de la realidad.
Y acá estás tú tratando a toda costa de
convencerme de participar en esa especie de funa al poder judío en Chile. En
principio tu idea consiste en una manifestación frente a la embajada de Israel.
Después vendrán una serie de acciones tendientes a desenmascarar el poder real
que sustentan en el país. Y te digo que me parece que la ocurrencia es
demasiado rancia y de los posibles resultados, léase provecho que se obtendría
de ello. ¿Se va a detener la masacre en Gaza por ejemplo? La verdad es que
lamentablemente no está en nuestras manos. ¿Quién gana con todo esto? Hay miles,
óyeme bien, miles de individuos, hijos de perra inescrupulosos que sacan
provecho de una guerra y esta no es la excepción. Desde el simple creador de
una cuenta en Facebook que hable del tema ve aumentada sus visitas a su página
y en consecuencia sus posibilidades de ofrecer a más gente lo que tenga que
ofrecer, hasta el traficante de armas, las transnacionales farmacéuticas,
constructoras que reparan los daños y bancos que las financian. Todos ellos se
llenan los bolsillos a cuenta de miles de muertos, miles querida amiga.
Creo
que es este el asunto que más me molesta. El beneficio de los que están detrás
manipulando el asunto. ¿Cuántas veces ha sucedido?, ¿Cuántas más seguirá
ocurriendo? Todo a cuenta de unos valientes idealistas que mueren como moscas.
Siempre detrás de una lucha hay una tropa de buitres manipulando a los rebeldes
esperando el final para darse el festín. Pregúntale a los “actores
secundarios”, ¿recuerdas la película? Esos que se multiplicaron por todo el
país, pregúntales que consiguieron luego de luchar aperrados en las calles para
conseguir nuestra patética “democracia”. Pienso que de actuar debiera ser
contra esos hijos de puta que están detrás, ¡ahí te apoyo de inmediato!
El
asunto me complica te digo, me enrabia más bien, ¿Pero qué podemos cambiar
nosotros? Aparte de saborear instantes de un sueño idealista, hippiento tal vez.
Estamos condenados al fracaso y al olvido que a fin de cuentas es nuestro
triunfo porque ningún hijo de perra nos los puede quitar.
Mi amiga sonríe y cambia los cafés
por tragos dobles para seguir olvidando.