Hace tiempo no duerme bien. Prueba con algunas pastillas, pero ya no le hacen nada. A veces tiene poca importancia, otras en cambio es su perdición. La noche le juega malas pasadas, poco ron quizá, falta de porros, vino, esperanza, eso! Es la maldita esperanza que se desvanece. Pablo juega al chico rudo, toma sus tragos al seco, fuma con el cigarro colgando de la boca y es un hijo de puta verdadero, al menos es lo que le dice ella y él le cree. Es la única que le da algo en que creer.
Se me apareció de pronto con su cara destrozada. Me cuenta que se había unido a unos anarcos de La Florida y que iban a dejar la cagá con este estado de mierda. Que ahora venía arrancando de una marcha y que se había "echado" unos vidrios de un banco y que los pacos lo pillaron y lo reventaron a palos. Hay cosas que entiendo, otras no tanto. Pablo no quiere saber nada de política, ésa le apesta. Son todos unos maricones vendidos dispara apenas hago la pregunta, le da una pitada al porro y me confiesa que adora a su chica combatiente. No tiene miedo dice, en realidad lo que lo asusta un poco en verdad, es que le pase algo a ella. Estamos sentados en una plaza y la gente nos mira, en realidad más a él. El bicho raro es él.