lunes, 9 de marzo de 2015

            La cama luce espeluznante. Cajas vacias de remedios, ropa, bolsas, cables, lápices... Afuera el sol implacable respira al oido de los que golpean mi puerta. Avisos de vencimiento, lectura de medidores, la vecina buscando a su gata que se roba las galletas que le dejo en la cocina para atraerla y el chico del taxi que llamé para que me lleve al policlinico más cercano.
Este reino se derrumba en un vaso de mineral y unas cucharadas de jarabe.

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