domingo, 24 de noviembre de 2013

Reflexiones de Domingo

           Ya te dije, soy un tipo normal, vivo apilado como muchos entre calles, trabajos sucios y tráfico insalubre. Pero los Domingos no me despiertes así, ¿soy normal sabes?  No me gusta ese BUM, BUM!! repiqueteando como aguja en mis oídos. Me gusta el ritmo, es cierto, pero no un Domingo!  Cierra la ventana y déjame seguir soñando, pero no, tu y tus hábitos de armonías redescubiertas en un video que te enseñaron y unos cuantos cursos de esos que están de moda, y el Reiki, y el Yoga y el Step y suma y sigue. La vida se renueva, brota y se propaga por doquier. Te entiendo, eres feliz y lo sé, pero no en Domingo. Es que mañana ya es Lunes y eso me aterra. ¿No comprendes? Mañana la guerra continúa y no hay esperanza para armonías revitalizadoras. ¿Cómo te explico? Los Domingos son como mi duelo previo,tu sabes. Pero tu dale con  que es un lindo día y hay que aprovecharlo. Puede ser, pero hoy tengo sueño. No entiendes?  BUM, BUM! esa manera de saltar, y los abdominales y el sudor que corre... ¿Estás loca? Yo sudo toda la semana y no requiero esa música estridente levanta muertos. No!  Estoy cansado, me duele algo en alguna parte que aún no defino bien. Es como un trance y eso es mucho más profundo que doblar las rodillas y ponerse de cabeza como haces tu ahora. Si, si yo entiendo que pensaste que quizá yo, que sólo querías hacer algo para devolverme la alegría y la profundidad y que en una de esas me ponía a escribir como un sincopado. Una forma de atraer musas y lunas demenciales para que me vuelva loco de nuevo y reputee en un papel. Yo entiendo tus buenas intenciones, pero no en Domingo por favor.Ya tuve suficiente con un Sábado atroz corriendo para alcanzar la reservación y las botellas de vino carísimas Dios mío! Y luego volver cerca del amanecer con ese cansancio miserable que sabes te derrotará tarde o temprano, y temes y hundes la cabeza en la almohada para soñar pronto. Y ahora amaneces con ese traje de Lycra que no sé de donde salió y un cintillo y un cola en el pelo que te sienta bien, lo admito. Te ves bella sudando, pero te repito, no en Domingo! Ahora déjame, no soy buena compañía los Domingos, en realidad casi nunca. Yo sé que esto te apena, que apague la música, que cierre las cortinas y busque desesperado un resto en alguna botella debajo de la mesa, pero es lo que hay, ni un puto sentimiento extra, ni ganas de llorar, ni deseos de subir el maldito cerro capitalino. Ya sé que todos van allá, que suben como borricos con sus buzos deportivos, y bicicletas y sus botellas energéticas o agua mineral, respirando el aire puro del cerro y de paso mirándose unos a otros, y admirándose de ser tan deportistas y entusiastas. Huevadas! A mi déjame en la cama hoy, que es en donde debiéramos seguir ejercitándonos, pero a mi modo, que es mucho más divertido y placentero. ¿Que no quieres? Ya sé, mi humor de perros te dejo fría como una tumba. Nada que hacer.

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