lunes, 4 de febrero de 2013

Bitácora de un Domingo por la noche.


 En San Antonio me están horrorizando el paisaje. Desplazarse es un infierno por estos lares, todo esto producto de la modernidad que llega para quedarse me dicen, una mierda más pienso, porque la creatividad la tienen conectada al culo, y ni hablar del paisajismo, y ni de hacer el territorio más amigable para quienes lo habitamos, los que andamos a pie, o en bicicleta. La supuesta modernidad es sólo un negocio de los mismos pocos de siempre, importándoles por cierto, bien repoco lo que pensamos los otros mismos hartos de siempre. La plaza, la vieja plaza de Llolleo por tantos años abandonada, esa que acunó mis conquistas adolecentes y que me ocultó a medias de la ley y sus detenciones por sospecha entre algunos árboles que ya no están, y que a los que quedan continúan cortándolos. La plaza peligra en manos de estos inoperantes. Es como si quisieran borrar de golpe el pasado. Algo les aterra a estos ingeniosos. Es que la culpa los carcome y desean hacerla desaparecer llenando de bloques de cemento la mirada. Endureciendo el paisaje. Pero la culpa no se va, aguarda agazapada siempre ahí y los corrompe y pudre sus entrañas. Como los ex soldados conscriptos de tejas verdes y sus secretos que recién ven la luz. Conozco a uno de ellos y sé de lo que hablo.
Viajes y más viajes, esto no para y el tiempo se hace cada vez más mínimo. En uno de mis paseos por el centro me topo con Mellado, este año se viene perro me comenta, San Antonio está que arde y es una obligación ser partes de ese incendio. Lo veo alejarse en su bicicleta que dice en un cartelito “Un auto menos”, Marcelo se vuelve cada vez más ecológico pienso y sigo mi camino, más allá la plaza y las cintas de peligro, y las máquinas destrozando las calles y el ruido, mierda, olvidé la cámara. Mientras escribo mi hijo me conversa. Hay un trabajo por algunos días en un crucero en Aysén. Anda le digo, es mejor ir que quedarse decía mi amigo Paul Ritz, sepa dios donde mierda está ese loco ahora. Mañana nos vamos a Concepción y de ahí a Yumbel. Hay deudas que pagar, y no hablo sólo de las económicas. Después no sabemos, hay sólo posibilidades, Padre las casas, Aysén, el infierno... Bueno, en ese ya he estado.

1 comentario:

Jorge Muzam dijo...

Contribuiré con mi bencina a ese incendio.

Saludos, amigo.