martes, 29 de mayo de 2012

    La lluvia se fue. Va camino a las profundidades. Me acuerdo de mi casa de niño, de las goteras espantadas por el fuego y los regaños de mi madre por mis escapadas a mojarme. Ciertas cosas nunca cambian. Como tampoco cambia la miseria, esa que nos continúan ofreciendo descaradamente. Ahora resulta que vienen de nuevo a palmearnos la espalda y ofrecernos tanto que al final resulta... nada. Pero ahora estoy tranquilo. Hoy me siento bien. Terminó la lluvia, la noche está quieta y pronto viajaré. Ella dice que me extraña, que la casa está fría y la cama es inmensa. Ya voy, ya voy amore mio.