domingo, 28 de agosto de 2011

Cambios


Existen ciertos cambios que son necesarios. El hacer un punto aparte justo a tiempo frente a la rutina indiferente, la impotencia y la desdicha. Un cambio drástico de trabajo, de ciudad, hasta de amigos, provoca el renacer de la capacidad de asombro. La perplejidad necesaria para reencantarse con el mundo cuando éste apesta más de la cuenta.

Cuando al territorio lo transforman y nos impiden habitarlo. Cuando el progreso mal entendido subyuga nuestras tradiciones y costumbres. Toda nuestra precaria cultura. Hasta nuestras más básicas y rudimentarias formas de sobrevivencia. Allí es necesario e imperioso el cambio. El traslado desde esos lugares desérticos hacia una nueva tierra fértil y promisoria.

Y la travesía debe hacerse en silencio cual rito fúnebre. Una suerte de duelo por la muerte que va quedando atrás. Porque cada cambio es la muerte de viejos deseos y el renacer de otros nuevos. En definitiva la muerte siempre implica, aparte del dolor cauterizado por el llanto, el florecimiento de otras esperanzas, de nueva vida. Existen otros horizontes que debemos perseguir en nuestro cambio de timón. En algunos casos, la búsqueda de la verdad última, el amor verdadero, la dignidad y justicia perdidas. En otros, la creación como sustento de ideas y desarrollo, en definitiva, provocar el relato del entorno para preservar la memoria.

1 comentario:

Jorge Muzam dijo...

Siempre me ha provocado curiosidad la aparente dureza de ciertas personas ante los sucesos de la vida. Cuánto de actor hay en cada uno. Cuánto hay de automentira en hacerse el merísimo. ¿Amortiguación emocional? ¿salvavidas para sí mismo? ¿dureza efectiva? ¿indolencia?
Perdone por irme por el desvío.