sábado, 17 de abril de 2010

LA COSA NO PINTA BIEN


La foto, de 1950, muestra a un negro a punto de beber agua en un lavabo de negros, como Dios manda. Apenas a un metro de distancia se encuentra el lavabo de blancos, algo más sofisticado que el de los negros, también como Dios manda. Curiosamente, las acometidas o los desagües de ambos (no se distingue bien si se trata de una cosa u otra) permanecen unidos por una tubería. Quiere decirse que en este caso la superestructura, lejos de ser una manifestación de la infraestructura, va en la dirección opuesta. No sabemos si atribuirlo a un fallo del sistema o a una contradicción inherente al mismo. Cabe, en todo caso, suponer que puesto que el lavabo de los blancos es mejor que el de los negros, quienes mandan en este planeta son los primeros

Pero para apreciar ese matiz hay que poseer alguna información previa acerca de los sanitarios. De hecho, un marciano ingenuo habría pensado que los negros y los blancos bebían agua negra y blanca respectivamente, de ahí que gozaran también de dispensadores diferentes.

Y es que los hombres, a vista de pájaro, provocamos la impresión de estar muy bien organizados. Te asomas al zoológico y lo primero que ves es el FMI y el Banco Mundial y la ONU, la OTAN y el sursum corda, qué bien todo. Pero si eres un marciano cumplidor y realizas un buen trabajo de campo, adviertes enseguida que esa distribución de bebederos de agua, además de absurda e insultante, es la metáfora de un sinfín de distinciones que quizá dentro de 50 años nos parezcan tan bárbaras como la de la foto. Y decimos 50 años por ser optimistas, pues la cosa no pinta bien.

La obra de Elliot Erwitt apareció en El País Semanal (página 11). Y Juan José Millás se pregunta cuales fotos actuales provocarán en el 2070 el mismo espanto que estos baños segregados de hace sesenta años.




Tomado de Lucha libro

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